SESIÓN 1: ESTÁS DESPEDIDO (ASÍ QUE CÁLLATE)
Conviviendo con tus hijos adultos
Conversaremos de dos principios que son fundamentales para cultivar una relación vibrante con tus hijos adultos, y comienza con una frase sencilla: ¡Estás despedido!
Status: In Progress
Session ToolsNARRADORA: Bienvenidos a la conversación de “Viviendo con tus hijos adultos”. Gracias por tomar el tiempo para invertir en algunas de las más importantes relaciones que tendrás. El día de hoy, conversaremos acerca de dos principios fundamentales para cultivar una relación vibrante con tus hijos adultos, y comienza con una frase simple, “Estás despedido”.
Así que has invertido dos décadas de tu vida siendo un padre cada día y ahora tienes un hijo adulto. Principio número uno, tu rol como padre debe cambiar. Este será un viaje paralelo. Nunca hemos criado adultos anteriormente, y definitivamente nunca hemos criado a nuestros hijos adultos antes, y nuestros hijos adultos también tendrán que aprender un nuevo rol. Así que no es fácil para ninguna de las partes. Así que teníamos una vieja descripción de puesto, ya la teníamos resuelta, o al menos lo intentábamos y ahora tenemos que aprender una nueva forma de hacerlo. ¿Adivina qué? Estás despedido como padre del día a día. ¿De acuerdo? Esto tiene que ser parte del cambio. Nosotros mismos debemos despedirnos. Todavía te llaman mamá, todavía te llaman papá, pero moverás tu relación padre-hijo a una relación adulto-adulto. Esto no es fácil para nadie. Una vez más, estás despedido, tendrás que reinventar tu relación.
Listo o no, ahora tienes una nueva descripción de trabajo y tienes que aprendértela, identificarla. Tienes que darles el pasaporte de adulto. Básicamente lo que estamos diciendo es que tendrás que reescribir el guion. Lo harás al dejarles el control. Tendrás que animar, pero no ser entrometido. Estaba hablando con una mujer que tiene una mamá bastante entrometida, y eso que tiene 45 años y es una ejecutiva tecnológica en el área de la Bahía de San Francisco.
Le ha ido muy bien con su negocio, y su mamá le dijo cuando estaba saliendo por la puerta: “Ponte suéter, está haciendo frío”. Ella le dijo: “Mamá creo que tengo la suficiente capacidad de decidir si me quiero poner suéter o no”. Entonces yo le pregunté, “¿Qué hiciste?” Ella me dijo: “Me puse el suéter”. Su mamá muy posiblemente estaba siendo entrometida, no tenía por qué decirle a su hija de 45 años lo que debía hacer.
Muestra que te importan, pero no permitas dependencia. Muchos padres están habilitando la dependencia para satisfacer su propia necesidad. No están buscando necesariamente satisfacer la necesidad de sus hijos. Así que invierte en tu salud emocional, física y espiritual. Desprenderse de los hijos debe ser contado como una pérdida necesaria. Algunas veces tendremos que hacer luto por el hecho de que ya no son unos bebés. Nuestro trabajo ha cambiado. Una vez más, debemos cuidar de nosotros mismos. Una vez alguien me dijo esto: “Fuegos sin atender, pronto se convierten en un montón de cenizas”. Se que entendí esto mejor una vez que mis hijas se hicieron adultas. Tuve que atender los fuegos de mi propia alma y cuidarme emocional, espiritual y físicamente para estar listo para este nuevo rol. Y definitivamente diviértete.
Una vez más, tu rol cambia y también tu voz. Si yo pudiera enseñarles las cicatrices en mi lengua por todas las veces que he tenido que mordérmela cuando estoy con mis hijas adultas. Lo que les quiero decir es que he tenido que mantener mi boca cerrada y al mismo tiempo extender la alfombra de bienvenida. En realidad ese es el segundo principio, el consejo no solicitado por lo general es tomado como crítica. Así que las experiencias en lugar del consejo son el mejor maestro y debemos recordar eso. Básicamente no debemos dar consejo, no les gusta, no lo quieren y sinceramente lo resienten. Lo que realmente quieren de nosotros es respeto. Ellos verán que les estamos respetando cuando los escuchamos.
Así que cuando hablemos con nuestros hijos, es como si les pidiéramos permiso. Claro no lo digo en una forma rara. Recuerdo una vez decirle a mi hija Christie, la mayor, le dije “Christie ¿puedo hablarte sobre algo ahora?”. Y ella me dijo, “Ahora no papá”. Yo pensé, “Espera, las personas me pagan para que les de consejos y ella no los quiere”. Más adelante, ella vino conmigo y me dijo, “¿Qué era lo que me querías decir?”. Creo que debemos hacer preguntas abiertas y concisas, “Oye, ¿qué planes tienes para estas vacaciones?”. Yo tengo un plan para sus vidas, pero la pregunta abierta y concisa “¿Qué planes tienes para estas vacaciones?” los hace hablar.
Hablamos con ellos no hacia ellos. En realidad, cuando nuestros hijos estaban pequeños, hablábamos hacia ellos. Y así es como debía ser. Ahora debemos movernos a hablar con ellos. Hablar palabras llenas de gracia. Tus palabras tienen poder, y tienen el poder de bendecir a tus hijos adultos. Ellos también tienen el poder de dirigirlas hacia algo negativo. Es muy importante que hables palabras de gracia. Yo amo la historia que Ruth Graham me dijo una vez. Su padre fue el Dr. Billy Graham. Su mamá era Sra. Ruth Graham, personas muy conocidas.
Ella escribió sobre esta historia. Su matrimonio de 18 años se disolvió debido a que su esposo estaba viviendo una vida secreta y no resultó. Hubo un profundo dolor y agonía en todo esto. Ella se casó nuevamente en medio de la recuperación. Ella me dijo que sus papás le dijeron, “No sabemos si esto es una buena idea”. Yo pensaba, “Espera un momento, Billy Graham y Ruth Graham le están diciendo a su hija ‘no sabemos si esto es una buena idea’”. A pesar de esto, ella se casó.
Después de un tiempo muy corto, casi en el período de 24 horas, ella se dio cuenta que estaba en una relación de abuso. Esta historia la ha documentado también varias veces. Ella se metió dentro de su auto, lo llenó con cuantas cosas pudo y empezó a manejar. Estaba en Florida, sus padres vivían en Montreat, Carolina del Norte. Estaba manejando hacia Montreat, sin saber con exactitud que iría a casa, pero uno siempre va a casa cuando está en problemas aún si eres adulto. Ella pensaba, “¿Qué me van a decir mis papás? Ellos son los que sugirieron que no hiciera esto. Fue todo tan rápido, estaba recuperándome”. Así que finalmente los llama y les dice, “¿Saben qué? Estoy en el área y me gustaría ir a verlos. Ustedes tenían razón. Era una relación de abuso. Cometí un error. Necesito ir a casa”. En realidad, ella no sabía a dónde más ir.
Había una garita de acceso en el vecindario donde vivían los Graham. Cuando ella los llamó estaba muy cerca de esa garita. Su papá estaba allí caminando de un lado a otro. Recuerden este es el Dr. Billy Graham, mientras lo miraba caminar ella estaba pensando, “¿Qué me va a decir? ‘Te lo dije, nunca debiste hacer esto’”. Ella entra al vecindario, estaciona el auto, él le abre la puerta y con lágrimas en sus ojos le dice, “Bienvenida a casa Bunny”. Cariñosamente la llamaban Bunny. “Bienvenida a casa Bunny. Te amo, estoy orgulloso de ti”. No dijo nada más. Esas son palabras de gracia. Qué gran historia para recordarnos que no siempre hay que dar consejo, sino que lo que más necesitan de nosotros es gracia.